¿Qué es un daguerrotipo? Es el proceso por el cual se obtiene una imagen en
positivo a partir de una placa de cobre recubierta de yoduro de plata. Tras ser expuesta a la luz, la imagen latente se revelaba con
vapores de mercurio, que da como resultado una imagen finamente
detallada con una superficie delicada que debe protegerse de la abrasión
con un cristal y sellarse para evitar que se ennegrezca al entrar en
contacto con el aire.
"Un daguerrotipo es una placa de cobre con un recubrimiento de plata
pulida sobre la que se encuentra una imagen de gran detalle y nitidez. Son piezas únicas e irrepetibles ya que la placa se introduce en la cámara obteniendo un solo positivo directo." James M. Reilly
El daguerrotipo fue la primera técnica fotográfica con la que se pudo captar una imagen sin que se desvaneciera. Esto se vio por primera vez en París en 1839.
El nombre daguerrotipo, se deriva del apellido de uno de sus inventores
Louis Jacques Mandé Daguerre. La técnica se desarrolló a partir de la
experimentación que había hecho Joseph Nicéphore Niépce, quien llevaba
varios años experimentando con placas metálicas y diferentes
combinaciones de químicos para lograr producir una imagen exponiéndola a
la luz. Su proceso, al que él llamó heliografía, era muy lento y su primera
imagen que aún se conserva, le tomó 8 horas producirla. Niépce era un
químico y su cámara carecía de la óptica adecuada para captar la imagen.
Entre los años 1836/1838
Daguerre realizó numerosos ensayos previos a la divulgación. Por
ejemplo, en abril o mayo de 1838, obtuvo la conocida vista titulada Boulevard du Temple, con una exposición de cerca de 10 minutos. Esta imagen está considerada la primera fotografía en la que aparece la silueta de una persona: un cliente de un
limpiabotas, en el ángulo inferior izquierdo, ampliando la vista.
Anteriormente Daguerre había tomado otras vistas de París y realizado
bodegones.
El tiempo de exposición podía variar entre 10 y 20 minutos, dependiendo
de la cantidad de luz que hubiera, luego se revelaba la imagen usando
mercurio caliente y se fijaba con una solución de sal común. Por ello en 1839 sólo se tomaban vistas exteriores. Pero esos tiempos se redujeron progresivamente mediante el uso de lentes Petzval y de aceleradores químicos.
El daguerrotipo tuvo muy una buena acogida y pronto empezó a difundirse
por Alemania, Estados Unidos, Italia, Inglaterra, etc. Además se
empezaron a vender cámaras que no llevaban la firma de Daguerre. Estos
vendedores y los aficionados que las compraban, fueron los responsables
de la evolución de las cámaras, aligerándolas de peso, construyéndolas
con materiales baratos y lentes simples; y también reduciendo poco a
poco el tiempo de exposición (en 1842 ya queda reducido a 30 o 40
segundos).
Entre 1840 y 1844 se publicó la primera colección de álbumes de manos
del óptico Lerebours, "Excursiones daguerriennes". Estaba compuesta por
daguerrotipos copiados en grabados, y realzados con personajes, barcos,
carruajes y animales añadidos por el grabador, hechos todos ellos por
fotógrafos de todo el mundo contratados por Lerebours.
En 1842 el fotógrafo Carl F. Stelzner saca con daguerrotipo la que será
la primera fotografía de un suceso, un barrio de su ciudad, Hamburgo,
desolado por un incendio.
El daguerrotipo se utilizó también con
fines científicos. Ya en 1839 el óptico Soleil construyó un
microscopio-daguerrotipo; y en 1840 John William Draper sacó una
fotografía de la Luna, cinco años más tarde, Fizeau y Foucault, hacían
lo mismo con su astro gemelo, el Sol.
En Inglaterra Antonie Claudet, que llegó a ser nombrado retratista de la reina Victoria, fundó un estudio de daguerrotipos. La primera revista fotográfica del mundo fue fundada en Nueva York en 1850 (The Daguerreian Journal)
La gran popularidad del retrato forzó en cierta manera la aparición de
los "estudios fotográficos". En aquella época en la que aún no existía
la luz eléctrica en las ciudades, los estudios fotográficos eran grandes
naves de armazón metálico donde las cúpulas de cristal hacían que éstas
estuvieran dotadas de luz natural. Además, es de mencionar la
decoración de estos estudios, donde lo primordial era hacer cómoda la
larga exposición a la que era sometido el modelo.
Luther Holman Holle en Boston tenía un gran estudio donde la decoración era fundamental, no faltaba un piano, una caja de música, jaulas de pájaros, largas
cortinas, esculturas, pinturas, estampas, etc, que ayudaban, además de
lo anteriormente mencionado, a apaciguar los nervios y a la obtención de
una buena foto.
Sería curioso mencionar que en cierto tiempo
fueron de uso aparatos y artilugios que, en forma de percheros,
aguantaban las cabezas y ponían la espalda recta, de manera que el
modelo no pudiera moverse, esto fue muy caricaturizado en la época.
A partir de 1855 se impuso el procedimiento del negativo de vidrio al colodión húmedo y la copia en papel a la albúmina.
Uno de los principales inconvenientes del procedimiento era que cada
imagen era única, a diferencia del calotipo de William Henry Fox Talbot,
con el que podían realizarse multitud de copias positivas partiendo de
una imagen negativa inicial.
Son piezas únicas. No permiten tirar copias al no existir un negativo apropiado. En realidad, un daguerrotipo es a la vez negativo y positivo, pudiendo verse de una u otra forma según los ángulos de
observación y de incidencia de la luz que recibe. Pero un daguerrotipo
se puede reproducir, como cualquier otro objeto, fotografiándolo de
nuevo.
Generalmente, la imagen original está invertida lateralmente, como en un
espejo. En el caso de las vistas, es muy importante tener en cuenta que
una imagen invertida puede producir errores en la identificación del
lugar exacto de la toma.
"Mi abuela -que no era tuerta- me decía:
Las mujeres cuestan demasiado trabajo o no valen la pena. ¡Puebla tu sueño con las que te gusten y serán tuyas mientras descansas!
No te limpies los dientes, por lo menos, con los sexos usados. Rehúye, dentro de lo posible, las enfermedades venéreas, pero si alguna vez necesitas optar entre un premio a la virtud y la sífilis, no trepides un solo instante:
¡El mercurio es mucho menos pesado que la abstinencia!
Cuando unas nalgas te sonrían, no se lo confíes ni a los gatos. Recuerda que nunca encontrarás un sitio mejor donde meter la lengua que tu propio bolsillo, y que vale más un sexo en la mano que cien volando.
Pero a mi abuela le gustaba contradecirse, y después de pedirme que le buscara los anteojos que tenía sobre la frente, agregaba con voz de daguerrotipo:
La vida -te lo digo por experiencia- es un largo embrutecimiento. Ya ves en el estado y en el estilo en que se encuentra tu pobre abuela. ¡Si no fuese por la esperanza de ver un poco mejor después de muerta!.
La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas. Poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario, y aunque los mosquitos vuelen tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles. Cuando una tía nos lleva de visita, saludamos a todo el mundo, pero tenemos verguenza de estrecharle la mano al señor gato, y más tarde, al sentir deseos de viajar, tomamos un boleto en una agencia de vapores, en vez de metamorfosear una silla en un transatlántico.
Por eso -aunque me creas completamente chocha- nunca me cansaré de repetirte que no debes renunciar ni a tu derecho de renunciar. El dolor de muelas, las estadísticas municipales, la utilización del aserrín, de la viruta y otros desperdicios, pueden proporcionarnos una satisfacción insospechada. Abre los brazos y no te niegues al clarinete, ni a las faltas de ortografía.
Confecciónate una nueva virginidad cada cinco minutos y escucha estos consejos como si te los diera una moldura, pues aunque la experiencia sea una enfermedad que ofrece tan poco peligro de contagio, no debes exponerte a que te influencie ni tan siquiera tu propia sombra. ¡La imitación ha prostituido hasta a los alfileres de corbata!"
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